
Desde el estreno del Clásico Mundial de Béisbol en 2006, cuando el torneo era una aventura de la MLB, integrar el plantel dominicano ha simbolizado estatus para el jugador como lo delata cada nómina. También ha representado un dolor de cabeza para la gerencia y el cuerpo técnico hacer la nómina y la alineación, si bien en cada cita ha habido talento que ha renunciado a jugar.
Nada ha cambiado y la próxima edición presentará una cuota de jugadores de matrícula dominicana vistiendo chaquetas de otros países.
Otto López agota su mejor campaña en la MLB y apunta jugar otra vez con Canadá en marzo; Leonardo De Vries es el tercer prospecto más cotizado en MLB Pipeline y es candidato a uniformarse con Países Bajos, en tanto que Mark Vientos tiene la posibilidad legal de participar con cuatro países, pero la opción quisqueyana empieza a salir de su horizonte con unas esquinas del infield donde no tendría espacio.
El más reciente en explicar en público que renuncia a sus aspiraciones de formar parte del plantel es Willi Castro, un All-Star en 2024, ya que ve más posibilidades con Puerto Rico, donde nació en 1997, pero desde donde salió tan pequeño que le cuesta encontrar algún recuerdo.
Más oportunidad
El mes pasado, antes de ser cambiado de los Mellizos a los Cachorros, Castro explicó al periodista Luis Murphy de MV Sport TV que ya la gerencia del conjunto boricua se ha comunicado con él.
“Pienso en el que me dé más oportunidad, pero pienso que más oportunidad voy a tener para jugar con Puerto Rico y nada, creo que va a ser un privilegio para mi estar ahí representar la isla y nada, ir para allá, aunque sea a recoger los bates”, dijo Castro.
El hoy utility se formó en el sistema dominicano y en 2013 firmó por un bono de 831 mil dólares con los Tigres de Detroit como torpedero que puede batear a ambas manos.
Tan profundo es su arraigo en la tierra que nacieron sus padres que está casado con una dominicana y es parte de las figuras a las que están dedicados los Juegos de Los Mina 2025.




